miércoles, 10 de junio de 2009

Los iberos y celtas


Iberos

Los iberos fueron un conjunto de pueblos asentados en una amplia franja costera que se extendía desde Andalucía hasta Languedoc, en Francia, entre el siglo VI a.C. y el siglo I a.C. Algunos de los más importantes eran los turdetanos, los oretanos, los bastetanos, los edetanos y los layetanos.
Los iberos vivían en poblados generalmente amurallados que construían en zonas elevadas para su defensa. Las viviendas eran pequeñas, rectangulares y normalmente solo disponían de una única habitación. Algunos poblados iberos eran Ullastret, en Girona; Osuna, en Sevilla; Calaceite, en Teruel; o El Cigarralejo, en Murcia.
La economía ibera se basaba principalmente en la agricultura de los cereales, la vid y el olivo, y en la ganadería ovina y bovina. La minería adquirió importancia porque el territorio que habitaban era rico en oro y plata.
Los iberos practicaban, además, una artesanía de calidad. Eran expertos fabricantes de espadas, realizaban cerámica a torno y elaboraban tejidos de lana y lino. Desarrollaron también una intensa actividad comercial con las colonias fenicias y griegas, y utilizaban moneda propia.
La sociedad ibera se organizaba en tribus, muchas de ellas gobernadas por un régulo o rey. La cúspide social estaba constituida por los nobles, que eran los propietarios de las mejores tierras. Por debajo de estos estaban los guerreros, que disfrutaban de una gran consideración social. El resto de la sociedad eran artesanos, campesinos y comerciantes. También había un gran número de esclavos.
En cuanto a sus creencias, los iberos incineraban a sus muertos. Para ello, introducían las cenizas en urnas y las enterraban en cámaras subterráneas junto al ajuar del difunto. Las dos urnas funerarias mejor conservadas son la Dama de Elche y la Dama de Baza.
Las manifestaciones artísticas iberas recogen diversas influencias de los griegos y los fenicios. Son característicos los exvotos, que son pequeñas figuras de unos 20 cm de altura que se ofrecían a los dioses para solicitar y agradecer favores.
Las principales divinidades iberas eran femeninas. Los iberos solían acudir a los santuarios dedicados a la divinidad protectora para pedir y agradecer favores. Generalmente, en estas ocasiones, los iberos portaban diversas ofrendas.

Celtas
Se conoce con el nombre de celtas al conjunto de pueblos asentados en las tierras de la Meseta y en la costa atlántica peninsular entre los siglos V y III a.C. Algunos de los más importantes eran los lusitanos, los arévacos, los vacceos, los vetones y los carpetanos.
Los celtas vivían en poblados llamados castros. Se construían en zonas elevadas y se amurallaban para una mejor defensa. Las casas eran circulares y se distribuían de manera desordenada por el interior del castro. Se levantaban con piedra y adobe y se cubrían con ramas y paja.
La unidad básica de la sociedad celta era la tribu. Cada tribu estaba constituida por varios clanes y cada clan por varias familias. Existía una minoría que concentraba todas las riquezas y dominaba al resto de la sociedad.
La economía celta era rudimentaria y autosuficiente, es decir, los pueblos celtas procuraban abastecerse con lo que producían ellos mismos. Por esta razón, las actividades comerciales eran muy escasas.
El pastoreo era la actividad económica fundamental, pero los celtas también practicaban la agricultura de cereales y la caza. Los celtas eran, además, especialistas en metalurgia, sobre todo en la producción de objetos de hierro y bronce.
Los pueblos celtas no conocían la escritura y sus manifestaciones artísticas eran escasas. Adoraban a los astros, a algunos animales y a determinados elementos de la naturaleza, como montes o árboles, que consideraban sagrados. Sus sacerdotes se llamaban druidas y tenían gran prestigio social. Actuaban como doctores y adivinos. Al igual que los iberos, los celtas incineraban a sus muertos.

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